Al anochecer el día 23 de junio las calles de San Sebastián se vuelven mágicas por a la parpadeante luz de las hogueras que tradicionalmente se encienden para celebrar la Fiesta de San Juan.
El comienzo del solsticio de verano queda marcado por esta simbólica ceremonia de encender una hoguera desde tiempo inmemorables. Hay quienes lo celebran como una forma de ahuyentar a los malos espíritus y otros como una forma de purificarse al contemplar el fuego. Hay quienes escriben un deseo en un papel y lo tiran a la hoguera con la esperanza de que se cumpla, y los más atrevidos saltan la hoguera.